jueves, 16 de abril de 2009

LO ECONOMICO Y LO SOCIAL

Los problemas económicos, cuando alcanzan determinada dimensión y se enquistan en el tiempo, terminan convirtiéndose en problemas sociales. En ese momento, desbordan el ámbito de lo técnico y se desparraman por el terreno de lo político. El enfoque del análisis y la naturaleza de las soluciones se ven impregnadas de consideraciones sociales y acaban en manos de las conveniencias políticas.

Al empleo le sucede eso mismo. Estamos acostumbrados a diseccionar la evolución de la población activa, las cifras del paro, las de cotizantes a la Seguridad Social,... con la frialdad de un forense y la asepsia de una laparoscopia. Pero detrás de cada número hay siempre una cara asustada, unos ojos vidriosos y un corazón atribulado. Hablamos de personas que han perdido el trabajo que les alimenta o que no encuentran el puesto que desean. Cuando las cifras del paro son reducidas -como ha sucedido en los años anteriores- el problema no sólo es pequeño en cantidad, sino que las dos redes de apoyo existentes, la pública y la familiar, se bastan para paliar las consecuencias negativas de la situación.

Sin embargo, ahora, cuando hemos elevado en un millón la cifra de parados en el último año, cuando hay 800.000 familias con todos sus miembros en busca de un trabajo que no encuentran, la red pública sufre y la familiar cruje bajo el peso de tamaños infortunios. Es evidente que el Estado va a resistir sin problemas y enviará, desde los Presupuestos Generales, las inyecciones de dinero necesarias. Pero, según avanza y se extiende el paro por la sociedad, las familias tienen mayores dificultades para cumplir su función y mantener al mismo número de personas, con el mismo número de compromisos, mediante unos ingresos que son, ahora, mucho más livianos.

La situación es mala y la economía sumergida rebrota con fuerza. Los expulsados del circuito legal se buscan la vida como pueden y se refugian allí donde hay posibilidades de ingresar algún dinero. Lo malo de esta situación es que, junto con las desgracias laborales, florecen las injusticias comparativas.

Como siempre, el eslabón más débil es el que más sufre. Los inmigrantes tienen problemas añadidos: falta de reconocimiento de sus titulaciones, ausencia de cotizaciones, debilidad en el diálogo con la empresa, ausencia de soporte familiar, etcétera. ¿Qué van a hacer, volver a su país con sus sueños truncados o quedarse aquí en pos de los sueños perdidos? ¿Qué harán cuando gasten sus reservas, cuando pierdan sus esperanzas?

Por eso, y sin duda alguna, ha llegado el momento de extremar la vigilancia frente a los abusos, pero también la de practicar más la solidaridad frente a los débiles.

No hay comentarios:

DALE CLIP A LA FOTO PARA INGRESAR A LA PAGINA

ESTE BLOG NO ES APTO PARA MENTES CERRADAS. NO ES APTO PARA CONSERVADORES.... ESTE ES UN BLOG QUE SURGE PARA MOSTRAR Y DAR A ENTENDER LA VIDA EN SUS MULTIPLES FACETAS…