La esencial del capitalismo es la oferta y la demanda. Ese es el mantra que domina el libre mercado, corazón que da vida a este sistema socio-económico en el que vivimos. Los ilusos liberales dicen que es una máquina perfecta porque cuando se la deja sola tiende al equilibrio perfecto. Nunca lo hemos visto en ese estado porque los gobiernos tienen la manía de intervenir y arruinar semejante belleza. El problema es que todos los actores que forman parte de este sistema, incluso los pensadores liberales, terminan intentando manipular y controlar el mercado.
Hace unos días vi que el precio para ir, en Iberia, a Asturias era de 191 euros. Dos días después el precio es de 305 euros. Algún liberal podría pensar: "claro la demanda hace que el precio suba". Pero la realidad no es esa. Como ahora no tiene competencia en estos viajes, tiene claro que puede aplicar técnicas de control del mercado. Como el que compra un billete con tan poco tiempo debe ser porque le ha surgido una urgencia, pues que la pague. Que se quedan billetes sin vender no hay problema para eso están los que han tenido que pagar casi el doble.
El libre mercado me lleva a viajar a Gijón en tren. Seguro que me gustará más. Y si es así, Iberia ha perdido a un cliente. Quizá en sus cálculos deberían tener presenten el ciclo de vida de sus clientes y los que pierden por este tipo de prácticas.
No hay comentarios:
Publicar un comentario