martes, 17 de marzo de 2009

UN NUEVO ORDEN INTERNACIONAL

La inconsistencia y disfuncionalidad del actual orden internacional es una afirmación generalmente admitida. No admitida por todos, pero admitida por mucha gente, universitarios, intelectuales, movimientos contestatarios, autoridades religiosas, asociaciones pacifistas y de derechos humanos. Asuntos como la guerra de Irak, el conflicto israelí-palestino, la pobreza del Tercer Mundo, el dominio de las multinacionales, la nueva crisis del petróleo, etc. nos hacen comprender, nos llevan a la convicción de que el orden internacional actualmente establecido tiene debilidades e incoherencias estructurales. Están ocurriendo cosas que no deberían ocurrir, que se debe procurar que no ocurran.

Esta inquietud es la que provoca que se hable, sobre todo en los medios intelectuales, de la necesidad de un nuevo orden internacional. El problema está en que la instauración de un nuevo orden internacional requiere liquidar, eliminar el orden internacional actualmente existente. Y aquí entramos en la polémica históricamente vieja entre conservadores y progresistas. Los conservadores son partidarios de mejorar lo existente, pero no sustituirlo por algo nuevo, que es desconocido. Los progresistas piensan que lo existente carece de consistencia, y que hay que sustituirlo por otra nueva estructura.

Un breve retroceso al desarrollo del orden internacional durante la segunda mitad del siglo XX creo que puede ayudar a comprender lo que está ocurriendo en estos inicios del siglo XXI. Hay una década, creo que muy clarificadora; los años de 1965 a 1975. En estos diez años ocurrieron cosas importantes: se consolida en proceso de descolonización en Asia y en Africa, dando lugar con ello a la aparición de los países llamados Tercer Mundo. Las potencias colonizadoras se retiraron sin dejar en esos territorios estructura alguna social, económica ni política que pudiera asumir eficazmente la autonomía conseguida.

En esos años el Papa Juan XXIII publica un documento provocativo (1963), la encíclica "Paz en la tierra", el Concilio Vaticano emite la constitución sobre la Iglesia en el mundo actual que hace una redefinición de las relaciones de la Iglesia Católica con el mundo (1965), el Papa Pablo VI publica otro documento con el título de "El progreso de los pueblos" ocupándose desde el Vaticano por la pobreza y el subdesarrollo mundial (1975).

Estos tres documentos avivaron el interés y el compromiso de los católicos en todo el mundo, por lo problemas socio-económicos del planeta e impulsaron la lucha por encontrar soluciones a los mismos.

En los textos se encuentra una fuerte crítica a la visión economicista de los planteamientos de la época: "la economía, abandonada a sí misma, lejos de atenuar, agranda la disparidad de los niveles de vida de los pueblos" (Populorum progresio, nº 8).

En estos años la Asamblea General de la ONU aprueba la Declaración sobre el establecimiento de un nuevo orden internacional (Resolución 3201 de 1 de mayo 1974). La resolución proclama la urgencia de un orden internacional basado en la equidad, la igualdad soberana, la interdependencia, el interés común y la cooperación de todos los Estados.

En estos años se producen las dos primeras crisis del precio del petróleo, que pone en peligro la economía de los países desarrollados. En 1970 el barril de petróleo se cotizaba a 2 dólares. En 1974 su precio se multiplicó por 6, subiendo a 12 dólares. En 1979 se multiplicó por 3 subiendo a 36 dólares. En la actualidad está alrededor de 49 a 50 dólares. La crisis del petróleo ha puesto de manifiesto la interdependencia de las economías de cada Estado. Ya no hay economías nacionales, hay una sola economía, la economía mundial.

A finales de la década de los ochenta se produce la disolución del imperio de la Unión Soviética. Desaparece el sistema de bloques. A partir de 1990 ya no hay dos mundos, el socialista y el capitalista, hay un solo mundo. El Consenso de Washington (1989) pretendió implantar a nivel mundial una doctrina económica basada en el neoliberalismo, la desrregulación financiera y económica, y el arbitraje del mercado para la asignación de los recursos escasos. En estos días (septiembre 2004), en el Foro de Barcelona se debatió el tema "Del consenso de Washington a una nueva gobernanza global". El premio Nobel de economía Joseph Stiglitz manifestaba que "el Consenso de Washigton, que ha regido el discurso de la Instituciones Financieras Internacionales en los últimos años, no ha aportado prosperidad".

Este nuevo mundo que está ante nuestros ojos, que comenzó con la descolonización y que ha desembocado en la globalización, está necesitado de una regulación internacional que sea elaborada y exigida por una Autoridad Mundial supraestatal.

No hay comentarios:

DALE CLIP A LA FOTO PARA INGRESAR A LA PAGINA

ESTE BLOG NO ES APTO PARA MENTES CERRADAS. NO ES APTO PARA CONSERVADORES.... ESTE ES UN BLOG QUE SURGE PARA MOSTRAR Y DAR A ENTENDER LA VIDA EN SUS MULTIPLES FACETAS…