PREFIERO MORIR DE PIES QUE DE RODILLAS

Antes morir de pie que derrotillas.

Estoy hastiado de las mentiras políticas y religiosas
asqueando de la hipocresía que mata el espíritu
de tantos iluminados que intentan guiar nuestra vida
de los que se creen que por leer un libro tienen
la única verdad a seguir, que todos los demás no
entendemos ni sabemos dirigir nuestra existencia.

Aburrido de que todos nos quieran salvar del infierno
y no saben que si existe un averno, aquí en la tierra lo
sufrimos con tantas injusticias, penalidades y abusos
de poder en todas las jerarquías, tanto políticas como
religiosas que, más que salvarte, te hunden en la más
negra de las tinieblas cerebrales de las cuales no puedes
salir de ellas si no logras abrir los ojos a la realidad.

Las creencias tienen tanto poder de dominio, que mata
hasta el más sagrado del amor, es tal la manipulación
de estos supuestos iluminados que te separa del ser más
querido, del amor de tu vida; de la ternura de una mujer
cayendo en las garras de estos desarmados visionarios,
capaz tu pareja de abandonarte, por amor al dios que
le han metido entre ceja y ceja, sin siquiera pensar en ti.

Harto de aguantar tantas manipulaciones mentales de
crecías, sabidurías e interpretaciones ilusorias de un “dios”
sentado en su trono mientras la humanidad se mueres de
hambres sin hacer nada por remediarlo, sino que parece
que le divierte ver como el ser humano se destruye sin
remedio en sus propias miserias en espera de su caridad
y lo único que recibe es la sordera de su adorable “dios”.

Quiero vivir la vida sin traumas ni mentiras religiosas
vivir lo conocido de mi mundo sin importarme lo del
“más allá”, vivir con alegría la existencia que me queda,
gusta lo “prohibido”, morder la “manzana” del árbol
restringido que me ofrece Eva en su más tierna dulzura,
ya que si no asoma la misericordia que socorra a la
humanidad, aquí en la tierra, existen diosas que nos adoran.

Deidades femeninas salidas del paraíso para entregarnos
la gran sabiduría de la vida: su cuerpo en ofrenda por la
felicidad y amor de la humanidad, seres que se abrazan,
como una sola alma, que se aman en una entrega total sin
hipocresías ni avaricias desmedidas por el puritanismo y
la ceguera que nos impone una sociedad que ni siquiera
nos consiente lo más natural del mundo: el amor y la goce.